A principios de 2015, Jordi decidió dejarlo todo atrás para empezar un viaje sin fecha de regreso. Necesitaba no tener que mirar el reloj y contar las horas o días que le quedaban para tener que volver a la oficina. En esos momentos, estaba trabajando en Rumanía donde, junto a su novia Eugenia, había descubierto el maravilloso mundo del autostop y la acampada libre como forma de viaje alternativo. Con Eugenia de vuelta en su Italia natal para continuar sus estudios, Jordi decidió vender la mitad de sus pertenencias, mandar la otra mitad a casa de sus padres en Barcelona y anunciar que se iría de viaje durante unos meses. Cogió un vuelo a Marruecos sin ser demasiado consciente de lo que le venía encima… Un viaje de 24 meses, repartidos en un periodo de dos años y medio, en el que viajaría por Europa del Este, Oriente Medio, Transcaucasia, el subcontinente indio, el Sudeste Asiático y Asia Central. Compartió el viaje con Eugenia, que aunque los primeros meses iba y venía, se acabó sumando a la aventura indefinidamente.
Empezando con la simple idea de ver mundo, debido a la buena gente que fueron conociendo por el camino, llegaron a la conclusión de que si todo el mundo quería ayudarlos tanto, ellos debían cerrar el círculo por lo que empezaron a reciclar comida de hoteles, restaurantes y supermercados y a repartirla entre los más necesitados. También crearon y desarrollaron un proyecto llamado Smile4Us donde retrataban sonrisas por el mundo, para demostrar a Occidente que la felicidad no depende de los bienes materiales.
A lo largo de este viaje, hicieron 50.000 kilómetros de autostop, durmieron en tienda de campaña, en templos o en casa de gente que los acogía e hicieron pequeños trabajos a cambio de alojamiento y comida. El viaje se repartió en tres etapas. Los primeros 7 meses, en los que la mitad de ellos Jordi estuvo gran parte del tiempo solo, transcurrieron cerca de Italia para que Eugenia se pudiera escapar de vez en cuando y viajar juntos. Así que estuvo en Marruecos, Macedonia, Bulgaria, Turquía, Israel, Palestina, Jordania, Georgia, Armenia, Nagorno Karabakh, Ucrania y Transnistria.
En la segunda parte del viaje, pasaron 4 meses en India y Sri Lanka, y cuando justo acababan de llegar al Sudeste Asiático, supieron que en 7 meses iban a ser tíos. Así que aprovecharon hasta la última semana y visitaron Tailandia, Laos, Vietnam, Camboya, Myanmar, Malasia, Singapur y un poco de Indonesia, y volvieron para conocer a su sobrina.
En la tercera parte del viaje, volvieron a Oriente Medio para estar dos meses y medio entre Irán, Emiratos y Omán. Desde allí volaron a Asia Central, donde pasaron los últimos 4 meses de su viaje entre Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán.
A pesar de que venía de una familia viajera, Jordi no estaba especialmente interesado en viajar, tenía suficiente con estar por Castelldefels. Hasta que fue a visitar a su hermano, que llevaba un par de años viviendo en Inglaterra, y le fascinó lo que vio: un grupo de personas de diferentes países hablando en la misma mesa diferentes lenguas a la vez. En 2011 se fue de Erasmus durante un año a Francia y allí confirmó que eso era lo que quería: empezó a buscar trabajo en cualquier lugar menos en España. La oportunidad surgió en Rumanía y definitivamente le cambió la vida: allí conoció el autostop, la acampada libre y a la que sería su pareja, Eugenia.
Casi dos años y medio después de su llegada a Rumanía, dejaba el país para empezar el que sería el viaje más increíble de su vida.
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